El confinamiento y el distanciamiento social crearon, e intensificaron, problemas relacionados con el bienestar psíquico y físico de las personas. Si bien aún, no se conoce la magnitud del impacto que todos los cambios recientes producen y producirán en nuestras vidas; ya existen estudios muy interesantes para analizar sobre la aparición de “otros síntomas” inherentes a esta nueva realidad.
Los investigadores de Mayo Clinic publicaron recientemente un estudio donde descubrieron un aumento considerable del sentimiento de soledad y una disminución de la amistad durante la pandemia. El estudio revela además efectos desproporcionadamente negativos en las mujeres.
Si bien, los investigadores destacan que es importante mantener la distancia física para evitar la propagación de la pandemia, también advierten que el distanciamiento en las relaciones interpersonales causa un golpe duro en la salud mental, problemas de índole social, económico e incluso, un aumento en el abuso de sustancias adictivas.
La soledad, la ansiedad, la depresión, los miedos pueden potencialmente intensificar el aumento del consumo de alcohol y otras sustancias adictivas durante estos momentos de distanciamiento social. Y en esto también es fundamental, el apoyo social y de los afectos más cercanos para advertir y abordar los problemas de consumo de sustancias rápidamente.
Pero, ¿por qué las mujeres mostraron niveles más elevados que los hombres en cuanto a sentimientos de soledad?
La hipótesis de los investigadores es que uno de los factores que contribuye puede ser el hecho de que la pandemia afectó considerablemente más al empleo femenino, según lo muestran los datos de desempleo y el trabajo es sin dudas, un espacio de conexión social. Pero, más aún, a medida que el trabajo se traslada a las casas, la tensión entre las mujeres es mayor porque se superponen tareas que hacen al cuidado de los hijos. En eso también, la responsabilidad en las tareas de cuidado de las personas mayores o enfermas también recae con más fuerza sobre las mujeres.
El cambio más grande, señala el estudio, fue de menos relaciones de amistad, seguido por más sentimientos de soledad. «La conexión personal ocurre de distintas formas. Quizás estemos viendo que, durante una pandemia infecciosa, la soledad puede aquejar más a las mujeres. Todos debemos recordar que cuando la estructura social sufre cambios grandes, es necesario enfocarse en las amistades para mantener la resiliencia» -señala el Dr. Ebbert médico en Mayo Clinic y autor experto del estudio y agrega- “Hay que hacer un esfuerzo consciente para establecer una conexión social significativa con los demás. En momentos de tensión y estrés social, no solo es importante ayudarnos unos a otros, sino también estar presentes”.
El vínculo entre las relaciones sociales y la salud psíquica y física es muy estrecho. Una persona que cuenta con vínculos y apoyo social es menos probable que experimente ansiedad o depresión y, es altamente probable, que cuente con una mayor capacidad para autogestionar enfermedades crónicas. Definitivamente, una persona con vínculos sociales es una persona más resiliente.
Es por esto por lo que la soledad, entendida como como una discrepancia angustiosa entre los niveles deseados y reales de contacto social, es tan preocupante durante la pandemia. Alguien que experimenta soledad es más vulnerable.
¿Cuáles son los amortiguadores de estrés y por qué se dice que son los protectores contra los acontecimientos estresantes de la vida?
Las relaciones y el apoyo social tienen un efecto protector contra los acontecimientos estresantes de la vida, y las condiciones de salud física y mental.
Antes del “distanciamiento físico” contábamos con el beneficio de esos encuentros fortuitos con alguna mamá en la puerta del colegio, o la charla de una colega en un break de trabajo…los expertos, señalan la importancia de al menos en modo virtual considerar una cita virtual para tomar un café con una amiga y hacer “un esfuerzo deliberado, sino aparece el interés de conectarse y esforzarse por buscarlo” incluso para seguir en contacto con los afectos. Más aún, ser soporte de aquella persona que está viviendo sola.
Otro amortiguador del estrés es la conexión con el deseo, hacer aquello que nos hace bien, que nos conecta con las cosas lindas de la vida.
Quizás, nos quede como tarea pasar menos por la farmacia y no dilatar la charla con los amigos y al menos de manera virtual, no dilatar el tiempo de los abrazos.
Desde Mujeres CAME, propiciamos también el espacio de encuentro, la escucha atenta y, más allá de los propósitos de la gremial empresaria que nos unen, sabemos que trabajar en una red tan fuerte y federal es sentir que no estás sola.