Las economías regionales argentinas tienen potencial para duplicar a mediano y largo plazo el valor de sus exportaciones al mundo, pasando de los actuales 7.200 millones de dólares por año a más de 14.000 millones de dólares. El dato surge de un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) que cobra relevancia no sólo por la necesidad del país de agregar valor en origen, sino también para equilibrar la balanza comercial a través del ingreso de divisas.
Durante el primer semestre de este año, más de 7 de cada 10 dólares que ingresaron a la Argentina provinieron de la cadena agroindustrial. El sector representa el 74% del valor del total de las exportaciones del país (la relación más alta de los últimos 5 años).
“Hoy celebramos el Día del Agricultor y qué mejor esta fecha para reafirmar que hay que dar un salto cualitativo y transformar nuestras materias primas en productos finales. Para hacerlo necesitamos ser rentables y competitivos en todos los complejos”, dijo Eduardo Rodríguez, presidente del sector de Economías Regionales de CAME. Además, sostuvo que, de esta manera, “podrían reducirse los costos de la intermediación que tanto encarecen los precios de los alimentos y tan poco beneficiosos resultan para los productores primarios y, en definitiva, para los consumidores”.
Una de las mayores tendencias mundiales del consumidor es la demanda de productos listos para consumir. Pero agregar valor en origen a la producción primaria supone el desafío de tener una mirada integradora y un rol protagónico por parte del Estado, el que debería fomentar el desarrollo agroindustrial en cada uno de los pueblos del interior, más allá de los grandes centros urbanos.
Entre los diversos complejos productivos que se destacan por tener un gran potencial de crecimiento en exportaciones se cuentan, entre otros, legumbres, cítricos, cebada, maní, arroz, peras, manzanas, uvas, lácteos, yerba, carnes, madera y vinos.
De acuerdo con el sector de Economías Regionales de CAME, promover la sinergia entre el campo y la industria resulta una condición obligatoria para que la Argentina pueda insertarse inteligentemente en el mundo con alimentos de calidad, con valor agregado diferenciados a los requerimientos de los consumidores. En ese sentido, aumentar las exportaciones es importante para el país ya que posibilita el ingreso de divisas inyectando dinamismos en todos los actores de la cadena de valor, haciendo crecer el empleo y el poder adquisitivo de los trabajadores.
“Nuestro territorio permite producir alimentos en casi todas sus latitudes, aunque sólo con los recursos naturales no basta. El rol del Estado es clave para que la agroindustria pueda desarrollarse y proyectarse al mundo de forma competitiva”, expresó Rodríguez y remarcó la necesidad de lograr estabilidad fiscal para permitir que las pymes accedan a créditos para capital de trabajo a tasas acordes a los ciclos productivos, fomentar inversiones tecnológicas y contar con políticas que garanticen reglas de juego claras. Por otra parte, hizo hincapié en la importancia de actualizar el Mínimo no Imponible de acuerdo a los índices de inflación y la creación de una Cuenta Única Tributaria que permita cancelar deudas impositivas, previsionales y aduaneras, entre otras.
“La Argentina debe salir de su agonía económica y social encontrando otras fuentes de crecimiento inspiradoras. Si continuamos exportando materias primas, nuestra balanza de pagos en el tiempo sólo será deficitaria”, concluyó el sector.