En virtud de las recientes declaraciones periodísticas del ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, Claudio Moroni, quien señaló que “la Argentina es el país que menos empleo formal perdió en América Latina durante la pandemia” para justificar la extensión de la prohibición de despidos, desde la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), brindamos un análisis de nuestro Departamento de Estudios Económicos sobre la evolución del empleo durante la emergencia sanitaria.
Las afirmaciones del ministro se sustentan en el informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), “Serie Panorama Laboral en América Latina y el Caribe 2021”, publicado en abril de 2021, en el cual se expone que la pérdida de empleo asalariado formal en Argentina entre los cuartos trimestre de 2020 y 2019 (en torno al 4%) se encuentra en línea con la registrada en México y Paraguay, y por debajo de la que experimentaron Chile y Brasil (en torno al 10%).
Al respecto, y pese a la veracidad de los datos, consideramos que ello no implica, necesariamente, que el sostenimiento del empleo formal se deba a la prohibición de despidos, dispuesta por el Poder Ejecutivo nacional.
Tal como se presenta en el siguiente gráfico, en la evolución del empleo formal en Argentina durante la pandemia se diferencian dos etapas. La primera de ellas se desarrolló en el momento de máximo aislamiento. Allí, pese a que la actividad sufrió la mayor contracción, la caída del empleo formal durante el segundo semestre de 2020 fue de apenas el 1,7%, comparado con el primer trimestre de 2020, cifra relativamente baja si se la coteja con lo que ocurrió en los restantes países y, principalmente, en relación con el empleo informal en nuestro país que, en el mismo período, cayó un 45% frente al trimestre anterior.
Variación trimestral de ocupados asalariados formales e informales en Argentina. Fines de 2019 a comienzos de 2021(EPH-INDEC, 2021).
Sin embargo, en el tercer trimestre de 2020, cuando la actividad económica comenzó a recuperarse, llegando a avanzar un 13,2% en relación al segundo trimestre e incrementando el empleo informal por encima del 25%, el empleo asalariado formal aceleró su caída hasta alcanzar los tres puntos porcentuales.
A partir de estos datos, se infiere que el sostenimiento del empleo privado formal durante la etapa más dura de la crisis sanitaria en 2020 coincidió con el periodo en el que la asistencia estatal para el pago de salarios fue más profunda y generalizada. En igual sentido, conforme comenzó a reducirse este apoyo, y aun a pesar de la prohibición de despedir y de la mejora en la actividad, se profundizó su caída para luego estabilizarse hacia el cierre del año en un nivel de un 4% por debajo del registrado a fines de 2019. En consecuencia, puede afirmarse que la principal causa del sostenimiento del empleo formal en Argentina fue el programa generalizado de asistencia estatal.
La Argentina en relación con el contexto de América Latina
Según el informe de la OIT, en América Latina y el Caribe la pandemia destruyó más de 26 millones de empleos durante todo el año 2020, representando una disminución de casi 10% del empleo total.
En ese mismo documento, la OIT señala que la pandemia causó una crisis en el mercado de trabajo con tres características específicas:
- una mayor contracción del empleo informal, en términos relativos, a la que experimentó el empleo formal (sustentado en los programas de asistencia estatal que contribuyeron a morigerar la caída del trabajo registrado);
- una reducción del empleo proporcionalmente menor, en razón de que, como señala el informe, el 80% de los latinoamericanos que perdieron su puesto de trabajo se retiraron de la población económicamente activa por la falta de oportunidades laborales;
- una caída pronunciada de la cantidad de horas trabajadas (OIT enfatiza que América Latina y el Caribe ha sido la región con mayor contracción en las horas de trabajo en todo el mundo, con una pérdida estimada del orden del 16,2% durante 2020 en comparación con 2019, cifra que casi duplica la estimada a nivel mundial, del orden del 8,8 %.
Este escenario coincide con las características el caso argentino, en el que, como ya se mencionó, el empleo asalariado formal (incluyendo sector público y privado) se contrajo relativamente poco, frente a la evolución de la población asalariada sin aportes (informales) y el trabajo independiente.
Cantidad de ocupados por categoría ocupacional, en miles. Inicios de 2020 y 2021 (EPH-INDEC, 2021).
Asimismo, y al igual que en el resto de la región, buena parte de los trabajadores argentinos que inicialmente perdieron su empleo se retiraron del mercado de trabajo (no buscaron otro empleo), lo que contribuyó a que la tasa de desocupación creciera relativamente poco frente a la caída que experimentó la actividad, impactando moderadamente en la tasa de desempleo.
Cantidad de personas ocupadas, desocupadas y económicamente activas (ocupadas y desocupadas que buscan empleo), en miles. Inicios de 2020 y 2021 (EPH-INDEC, 2021).
Finalmente, y en relación con la caída en la cantidad de horas trabajadas, en Argentina esta pérdida se ubicó en torno del 21%, por encima de la media continental, ubicándose entre los cuatro países que más horas de trabajo perdieron, debajo de Perú, Honduras y Panamá.
Para descargar el informe completo haga click aquí.