La situación del sector algodonero fue bastante cambiante hasta el comienzo de la pandemia como muchos otros sectores productores. Estábamos en el inicio de la cosecha, con muy buenos rendimientos, calidades y buenos precios. La pandemia causó, en primer lugar, la caída drástica de la demanda tanto a nivel mundial como en el mercado interno, lo que desencadenó una baja abrupta de los precios y la imposibilidad de vender la fibra porque las industrias textiles debieron parar.
El presente nos encuentra corriendo con los costos de cosecha, transporte y desmote para lograr el fardo de fibra y así poder conservar la producción hasta tanto se pueda comercializar. Esta situación no puede ser afrontada por la mayoría de los productores, que debe vender su fibra a especuladores que pagan precios mínimos y no va a poder sembrar en la próxima campaña.
Una vez que pase esta pandemia, sabemos que contaremos con un altísimo stock de fibra, muy superior a la demanda del mercado interno y la exportación normal de Argentina. Es por ello que creemos que el área caerá y seguramente la inversión en tecnología se verá afectada, porque la expectativa de rentabilidad es muy baja.
Sin embargo, desde el sector que represento consideramos que para recuperar la actividad tenemos que trabajar toda la cadena pública y privada para hacer de la Argentina un país de alto volumen de exportación y así sostener y hasta aumentar el área, ya que los niveles de producción se van afianzando. A corto plazo, hay que asegurar asistencia financiera al sector y posponer pago de impuestos por un año para poder lograr una recuperación.
Héctor Linke, presidente de la Asociación Argentina de Productores Algodoneros