Más venta ilegal, controles insuficientes, predominancia de textiles, alimentos y mercadería falsificada, son los principales resultados obtenidos del reciente relevamiento sobre Percepción Empresaria de Venta Ilegal (PEVI).
Efectivamente, el 46,9% de los dirigentes empresarios del país considera que la venta ilegal aumentó en el segundo semestre del año frente al mismo período de 2018, y las perspectivas para el próximo año no son mejores: el 48,1% cree que seguirá a agravándose en el primer semestre de 2020. Así surge de la encuesta realizada entre septiembre y noviembre pasado en 81 entidades pymes de 21 provincias.
El rubro más afectado por la venta ilegal es el textil, seguido por el alimenticio. Así lo indica el 77,8% de los dirigentes empresarios consultados. En el caso de alimentos, es grave, teniendo en cuenta su impacto sobre la salud. Y en el rubro textil, también cuando se toma consciencia que detrás de la venta ilegal suele haber mafias de trabajo esclavo.
Controles insuficientes
En promedio, el 36,2% de las entidades consultadas consideran que los controles aplicados para combatir el comercio ilegal son muy insuficientes, mientras que el 22,8% los consideran insuficientes. Es decir: el 59% de los dirigentes tiene una valoración negativa sobre ese tema. Vale destacar que, Gendarmería y los Municipios son quienes tienen la mayor valoración positiva respecto de los controles que realizan (19,8%), superior al valor promedio en 4,3 puntos porcentuales. Asimismo, Rentas y AFIP son los organismos con el grado más elevado de percepción negativa (67,9%).
Lo más grave, saladitas y mercadería falsificada
Al igual que en el semestre anterior, la mercadería proveniente de las saladitas continúa siendo el tema que más preocupa a las entidades: el 54,3% de los dirigentes lo considera grave o muy grave. Le sigue la mercadería importada ilegalmente de los países vecinos donde 50,8% lo considera grave o muy grave, y la mercadería falsificada (43,2% lo considera grave o muy grave). De esta manera, se produce un gran deterioro a la industria nacional textil ya que se ve obligada a competir en desventaja dado los nulos costos impositivos que tienen tanto las saladitas como el comercio ilegal.